No son muchas las referencia que realiza Freud en su obra a
la Amentia, el cuadro que fuera descripto por Theodor Meynert, quien había sido
profesor suyo en el Hospital General de Viena. Sin embargo, las vemos aparecer
en momentos teóricos fundamentales, que valen la pena señalar para poder
extraer la lógica en que se sustentan.
En primer lugar, tenemos el texto de 1894, “Las neuropsicosis
de defensa”, en donde en el punto 3, al destacar el papel de la defensa, nos
dice:
“(1)Ahora bien, existe una
modalidad defensiva mucho más enérgica y exitosa, que consiste en que el yo
desestima {verwirft-verwerfen} la representación insoportable 27 junto con su afecto y se comporta como si la
representación nunca hubiera comparecido. Sólo que en el momento en que se ha
conseguido esto, la persona se encuentra en una psicosis que no admite otra
clasificación que «confusión alucinatoria».(…)
(3)El hecho sobre el cual yo quería llamar la atención es que el
contenido de una psicosis alucinatoria como esta consiste justamente en realzar
aquella representación que estuvo amenazada por la ocasión a raíz de la cual
sobrevino la enfermedad. Así, es lícito decir que el yo se ha defendido de la
representación insoportable mediante el refugio en la psicosis; el proceso por
el cual se logró esto escapa tanto a la autopercepción como al análisis
psicológico-clínico. Corresponde verlo como expresión de una predisposición
patológica de grado más alto, y acaso se lo pueda circunscribir como sigue : El
yo se arranca (se separa) (reisst) de la representación insoportable, pero esta se ensambla (zusammen) de manera
inseparable con un fragmento de la realidad(Realitat), y en tanto el yo lleva a
cabo ese logro, se suelta (losgelöst) también, total o parcialmente, de la
realidad (Realitat) objetiva. 31 Esta última es a mi juicio la
condición bajo la cual se imparte a las representaciones propias una vividez
alucinatoria, y de esta suerte, tras una defensa (Abewhr) exitosamente lograda,
la persona cae en confusión alucinatoria.”
Debe destacarse aquí que esta defensa exitosa hace que el
vínculo del yo con la realidad se vea conmovido. El yo se suelta total o
parcialmente de ella, dice Freud.
Más tarde, en el caso Schreber, en el apartado sobre el
mecanismo paranoico afirma:
“Man kann nicht behaupten, daß
der Paranoiker sein Interesse von der Außenwelt völlig zurückgezogen hat, auch
nicht auf der Höhe der Verdrängung, wie man es etwa von gewissen anderen Formen
von halluzinatorischen Psychosen beschreiben muß (Meynerts Amentia).”
(Jahrbuch
für psychoanalytische und psychopathologische Forschungen III 1911 1.Hälfte,
pág 6o)
“No es posible aseverar que el paranoico haya retraído por completo su
interés del mundo exterior, ni siquiera en el período cumbre de la represión,
como hemos de admitirlo en otras formas distintas de la psicosis alucinatoria
(en la amencia de Meynert)”
Luego, en “Complemento metapsicológico a la doctrina de los
sueños”(1915-7), en donde compara la Amentia con el sueño, dice que toda
nuestra vinculación con el mundo exterior depende de la capacidad de distinguir
percepciones de representaciones. Nos recuerda algo que ya estaba anticipado en
su “Proyecto de psicología para neurólogos”: se requiere de un dispositivo con
ayuda del cual se pueda distinguir una percepción desiderativa de un
cumplimiento real, resignando la satisfacción alucinatoria e instaurando un
examen de realidad que nos posibilite distinguir un adentro y un afuera. Pero
se pregunta: ¿cómo es posible que en la psicosis alucinatoria del sueño y de la
amentia este dispositivo logre cancelarse y se restaure el viejo modo de
satisfacción? Y responde:
(23) Hingegen können wir schon jetzt
aus der Pathologie erfahren, auf welche Weise die Realitätsprüfung aufgehoben
oder außer Tätigkeit gesetzt werden kann, und zwar werden wir es in der
Wunschpsychose, der Amentia, unzweideutiger erkennen als am Traum: Die Amentia
ist die Reaktion auf einen Verlust, den die Realität behauptet, der aber vom
Ich als unerträglich verleugnet werden soll. Darauf bricht das Ich die
Beziehung zur Realität ab, es entzieht dem System der Wahrnehmungen Bw die Besetzung oder vielleicht
besser eine Besetzung, deren besondere Natur noch Gegenstand einer Untersuchung
werden kann. Mit dieser Abwendung von der Realität ist die Realitätsprüfung
beseitigt, die – unverdrängten, durchaus bewußten – Wunschphantasien können ins
System vordringen und werden von dort aus als bessere Realität anerkannt. Eine
solche Entziehung darf den Verdrängungsvorgängen beigeordnet werden…
(23) En cambio, desde ahora podemos averiguar por la patología el modo
en que el examen de realidad puede cancelarse o ponerse fuera de acción; y por
cierto lo discerniremos de manera más unívoca en la psicosis de deseo, la Amentia,
que en el sueño: La amentia es la reacción frente a una pérdida que la realidad
asevera pero que debe ser desmentida {Verleugnet} por el yo como algo
insoportable. A raíz de ello el yo rompe el vínculo con la realidad, sustrae la
investidura al sistema Cc de las percepciones (o quizá le sustrae una
investidura cuya particular naturaleza puede ser todavía objeto de indagación).
Con este apartamientp (Abwendung) de la realidad queda eliminado el examen de
realidad, las fantasías de deseo -no reprimidas, por entero conscientes- pueden
penetrar en el sistema y ser admitidas desde ahí como una realidad mejor. Una
sustracción así puede ponerse en el mismo rango que los procesos de la
represión…
Es decir que el yo rompe el vínculo con la realidad
apartándose(Abwendung) de ella. Lo que por el momento Freud no tiene claro es
el mecanismo que produce este apartamiento, aunque supone una sustracción de investidura
que puede ponerse en el mismo rango de la represión, adelantándonos que una
desmentida (verleugnet) está en juego. Y termina afirmando que eso que en la
amentia es efectuado por la represión, en el sueño lo produce la renuncia
voluntaria.
La idea de que en la Amentia se rompe el vínculo con la
realidad continúa hasta su artículo de 1924 “Neurosis y psicosis”, donde
afirma:
“(4)En la Amentia de Meynert, la confusión
alucinatoria aguda, acaso la forma más extrema e impresionante de la psicosis,
el mundo exterior de ningún modo es percibido o solo lo es ineficazmente.”(…)
Ahora bien, en la Amentia no solo se
rehúsa la acogida de nuevas percepciones, sino también
se quita la significación (Bedeutung) (investidura) [1]
(Besetzung) que hasta el momento representaba
(vertrat) al mundo exterior como su reflejo (Abbild); en el yo se crea de forma presuntuosa y autosuficiente (selbstherrlich) un
nuevo mundo exterior e interior, y hay dos hechos indudables: que este mundo
nuevo es construido de acuerdo con los impulsos de deseo del ello y que el
motivo por el que deja de integrarse con el
mundo exterior, es un grave –y al parecer, insoportable- rehusamiento de un deseo (Wunschversagung) por parte de la realidad. El parentesco
interno de esta psicosis con el sueño normal no se puede desconocer. Ahora
bien, la condición del soñar es el estado del dormir, uno de cuyos caracteres
es el apartamiento
(Abwendung) pleno entre percepción y mundo exterior.
Como lo enuncia Freud en las primeras líneas de este texto,
retoma consideraciones trabajadas en su escrito El yo y el ello, para aplicarlas, en un principio, a establecer la
diferencia entre neurosis y psicosis. Pero también, sobre el final brinda dos
señalamientos que serán de suma importancia hasta el final de su obra: por un
lado, en el párrafo (7) propone un campo nuevo de investigación que permita
pensar de qué manera el yo logra escapar, sin enfermar, de los conflictos y
exigencias que se le imponen, teniendo en cuenta las circunstancias económicas
y que “yo tendrá la posibilidad de evitar
la ruptura hacia cualquiera de los lados,
deformándose a sí mismo, tolerando menoscabos a su unidad,
eventualmente hendiéndose y partiéndose”. Por otro lado, en el párrafo
final, nos introduce un nuevo interrogante: “cuál será el mecanismo /análogo a una represión/ a través del cual el
Yo se desprende del mundo exterior”. El camino que Freud había inaugurado
con el giro de 1920 encuentra entonces, con estos dos señalamientos, una
orientación que desembocará, hacia el final de su obra, en los dos conceptos
que redefinirán la estructura del sujeto del inconsciente: escisión y
desmentida.
Hasta aquí entonces, referencias a la Amentia de Meynert, en
donde Freud sigue una lógica que dice que por un lado, el yo rompe el vínculo
con la realidad, se desprende de ella, se suelta del mundo exterior. Por otro
lado, el mecanismo, entre verwerfen, verleugnung y verdrangung, desestima
(forclusión), desmentida y represión. La comparación entre la Amentia y el
sueño es constante porque le interesa indagar sobre ese apartamiento total de
la realidad. La pregunta del “complemento psicológico” insiste: cómo es posible
cancelar el examen de realidad? Por qué encontramos sujetos que se desprenden
de la realidad, hasta en formas extremas, como en la Amentia?
A partir de aquí se produce un largo silencio en la obra de
Freud respecto al cuadro descripto por Meynert, y habrá que esperar al final de
su obra para volver a encontrar la última referencia en su “Esquema de
psicoanálisis”. Allí encontramos un giro novedoso en el párrafo 11, del
capítulo 8 de la tercera parte del texto:
“El
problema de la psicosis sería simple y transparente si el desprendimiento (Ablösung) del yo respecto a la realidad fuera en su
totalidad factible. Pero parece que eso rara vez ocurre, o tal vez nunca.
Incluso de estados que están tan alejados de la realidad el mundo exterior como
una confusión alucinatoria (Amentia) uno
se entera por la comunicación de los enfermos después de su recuperación, que
en aquel momento en un rincón de su alma -tal como se expresan- se
escondía una persona normal que veía pasar ante sí la fantasmagoría de la
enfermedad como un observador no
involucrado”
En esta última referencia a la Amentia en su obra, en el
Esquema, ya no se trata de la represión y del apartamiento total de la
realidad, sino de desmentida y escisión. Por qué tantos años de silencia en
torno a esta referencia, que vuelve a aparecer al final de su obra? Por un
lado, el giro de 1920 con la aparición del concepto de pulsión de muerte y el
problema económico concomitante, que requirió una revisión de la
conceptualización del aparato psíquico y la aparición de la segunda tópica,
junto a una nueva definición del inconsciente. Por otro lado, en 1923, con la
Organización genital infantil, la fase del primado del falo señala que el
representante psíquico de esa fuente de saber sexual traumática es el mismo
falo pues no tiene equivalente y, en tanto tal, remite a la castración.(…)
Aparece, pues, el eje de la cuestión: la castración. Será la investigación
sobre el fetichismo lo que le dará la posibilidad de encontrar que la
desmentida implica una spaltung del Yo. Dos actitudes opuestas, reconocimiento
y no reconocimiento de la castración, que se producen “al mismo tiempo”.
Dice Freud en “El esquema…”:
Retomemos nuestra indicación de que el yo infantil, //bajo el
dominio del mundo real(V)//, tramita unas exigencias pulsionales desagradables
mediante las llamadas represiones. Completémosla ahora con la nueva
comprobación de que en la misma época de su vida el yo se encuentra con
frecuencia en la situación de defenderse de una exigencia del mundo exterior
que es sentida como penosa, cosa que logra mediante la desmentida de las
percepciones que lo informan de esa exigencia de la realidad. Tales desmentidas
ocurren con frecuencia no sólo entre los fetichistas; cada vez que logramos
estudiarlas resultan ser medidas de alcance parcial, tentativas incompletas
para desprenderse[1] de
la realidad. El rechazo[2]
siempre se complementa con un reconocimiento[3];
siempre se establecen dos posiciones opuestas, independientes entre sí, que dan
por resultado una escisión del yo.
Freud al final de su obra, va más allá de la psicopatología,
“incluso de la amentia”, y demuestra una escisión en neurosis, psicosis y
perversión. La desmentida, implica, una negación radical, tal como sostiene
Lacan, que afecta lo que viene de lo real. El sujeto, en el encuentro con lo
real se hiende, y esa hendidura se ubica en el núcleo de nuestro ser. Aquella
interrogación de 1920 sobre la reacción frente al peligro exterior entrañaba
una ruptura que le abría paso a algo que no se podía ya reducir al campo del
principio del placer. La ruptura de la protección antiestímulo divide el
espacio dejando ver su carácter heterogéneo. La realidad es la realidad de la
castración: cuando se consuma el nudo entre el dicho de la amenaza y el
recuerdo, como huella inscripta de lo que fue percibido. Ya no se trata
solamente de “pérdida de la realidad” sino de desmentida, y spaltung del Ich, es decir, de la
pérdida de la unidad del yo.
Muy bueno
ResponderEliminargracias!
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