“A muchos llevó a la muerte el que, cambiando
frecuentemente de propósito, volvían siempre a lo mismo y no dejaban lugar a la
novedad. Comenzó a fastidiarles la vida y el mismo mundo y les salió aquello de
los cansados de las delicias: “¿Hasta cuando las mismas cosas?”
Séneca. De
la tranquilidad del ánimo.
Una llave es algo que abre, y que
para abrir, funciona. Me propuse pensar para este trabajo un
acercamiento conceptual al estatuto de la Repetición en la
psicosis y su necesariedad para comprender el funcionamiento de dicha estructura y además interrogar ciertos
fenómenos y obstáculos clínicos.
Me gustaría comenzar haciendo una aclaración.
Lo que desarrollaré en este trabajo parte de preguntas y obstáculos que se me
presentaron en la clínica, pero siempre lo haré con el cuidado de no hacer un
universal de las conclusiones que, entonces, se puedan sacar. Ya Freud en su
“Esquema del psicoanálisis” decía que “el
problema de las psicosis sería sencillo y transparente si el desasimiento del
Yo respecto de la realidad objetiva pudiera consumarse sin dejar rastros”,
lo que sería lo mismo que decir, a partir de Lacan, que el sujeto psicótico,
por estar fuera de discurso, no hace ningún tipo de vinculo social, o más aun que
podríamos abordar un concepto, un fenómeno, etc. sin pensar la coexistencia de
los tres registros. Por otro lado, no todos los pacientes, sabemos, son como
Schreber y Joyce, y además, ¿qué paradoja, no? Los dos grandes casos de
psicosis de la historia del psicoanálisis, dos grandes llaves que permitieron
repensar innumerables problemas teóricos y clínicos, refieren a dos personas
que no atravesaron un dispositivo analítico.
Hecha la aclaración, continúo.
La primera cuestión al respecto con
la que nos encontramos en la obra de Lacan,
para pensar el estatuto de la Repetición en la Psicosis es justamente
una referencia del Seminario III que muestra a
las claras que dichos conceptos ya comenzaban a ser pensados juntos
desde esa época.
Dice Lacan: “Es, no obstante, el termino mas preciso en la teoría de Clerambault,
si piensan en la distinción, hoy completamente olvidada, que hace Aristóteles
entre automatón y la fortuna. Si vamos directo al significante, es decir, en
esta ocasión, con todas las reservas que entraña una referencia como esta, a la
etimología, vemos que el automatón es lo que piensa verdaderamente por si
mismo, sin vinculo con ese más allá, el ego, que da su sujeto al pensamiento.
Si el lenguaje habla por si solo, aquí o nunca tenemos que utilizar el termino
de automatismo” (p. 438)
De más está decir que en ese
momento Lacan estaba haciendo referencia al concepto de Automatismo mental que fue para él una llave que le posibilito dar
cuenta del funcionamiento de la estructura. ¿Por qué? Porque según él mismo
dice, “la llave es la forma de acuerdo con la cual opera o no la función
significante”.
Sabemos que la función significante
no es la misma según haya o no punto de almohadillado, ya que entonces sus tres
tiempos de constitución no pueden completarse y el UNO de la repetición no
subsume el conjunto vacío que es el sujeto. Es el efecto de vaciamiento de lo simbólico
que falta en la esquizofrenia, por ejemplo, y que llevará a Lacan a decir que
en ella todo lo Simbólico es Real. Es
decir que si no se produce dicho efecto, el elemento tiene como referencia el
ser de goce.
Al decir esto también hacemos
referencia al estatuto de la
Demanda en la fórmula de la Pulsión (s^D) en donde además
de producirse una deslocalización de goce, no funciona el losange, con el cual
nombramos una distancia necesaria sobre esa Demanda que llega a tornarse mortífera
ya que mas que nunca el elemento que la compone es imperativo e injuriante.
Por otro lado, la Repetición responde a 3
tiempos que podemos resumir del siguiente modo:
El 1° tiempo, el del encuentro con
la experiencia de goce.
El
2° tiempo, de reiteración del rasgo, en donde hay una intervención de la
diferencia que introduce la pérdida.
El 3° tiempo, en donde se repite la
pérdida y se introduce la imposibilidad de recuperar el goce que vació el
rasgo. Marca sobre la huella borrada, nacimiento del significante.
“Un significante es una marca, una huella, una escritura, pero no se lo
puede leer solo. Tres significantes es el retorno de lo que se trata, e decir
del primero” nos dice Lacan en el Seminario IX.
Por esta razón, cuando un elemento
retorna en lo Real, en la alucinación por ejemplo, nos encontramos con una “conexión directa de la palabra y el goce”(
o a la cosa), que nos indica una falla en
el camino de la simbolización que impide que el sujeto sea representado por un
significante en una cadena discursiva: partitura imposible al solo poder
escribirse en su pentagrama el ruido de rotas cadenas.
Pero sabemos que no en todos los
psicóticos se presenta este fenómeno del significante en lo Real, o dicho de
otra manera, no todos los psicóticos alucinan.
Es decir que tenemos que interrogar
la llave pero también la cerradura.
Podemos entonces permitirnos dar un
rodeo y abordar este estatuto de la Repetición desde otro ángulo.
Sabemos que la falta del NP como
solución al problema de la
Castración , implica que el sujeto psicótico esté más propenso
al encuentro con lo Real que el neurótico, ya que a ese encuentro el sujeto no
puede responder con el fantasma. Podríamos ubicar entonces diferentes formas de
tratamiento de esa angustia: el delirio, el pasaje al acto, el evitamiento, la
escritura, la creación, etc.
Me gustaría detenerme en dos de
ellas por ser tal vez las que más frecuentemente se encuentran en la clínica.
Por un lado el delirio, que es,
como ya decía Freud, un intento de curación debido a que es una tentativa de
significantizacion del goce deslocalizado y que pretende dar sentido a una
significación enigmática, que suele sumir al sujeto en un estado de perplejidad.
El delirio, como ya lo indicaba la psiquiatría del siglo XIX, tiene diferentes
etapas o fases que marcan, como bien dice J.C.Maleval, diferentes modos “de la relación del sujeto con el goce”.
Aquí entonces nos podemos remitir a
otra indicación de Lacan en el Seminario III:
“El fenómeno persecutorio adquiere el carácter de signos indefinidamente
repetidos, y el perseguidor, en la medida que es su sostén, no es mas que la
sombra del objeto persecutorio”
Indefinidamente repetidos…en una
metonimia sin fin, podemos agregar, que intenta introducir algún sentido y mantiene
al sujeto (paranoico) en el registro de
la alienación significante; hablamos de un intento de ligar al sujeto a una
cadena significante (un excelente ejemplo de esto es lo que desarrolla Víctor
Tausk en su trabajo “de la génesis de la máquina de influencia en la
esquizofrenia”) Demás está recordar lo
dificultoso que es en el trabajo analítico lograr que eso se acote (si se
requiere hacerlo, por supuesto). Aquí es donde la medicación muchas veces suele
tener grandes efectos.
En un extremo del delirio nos
podemos encontrar con la “desconfianza” en tanto síntoma primario de la
paranoia, como decía Freud, en donde a veces simples gestos de un a´ pasan a
convertirse en signos o fenómenos de franja que provocan una defensa y
ejemplifican ese nudo de trébol que Lacan utiliza para mostrar la continuidad
de las dimensiones Imaginaria, Simbólica y Real. . Un paciente me decía,
hablando de su desconfianza, lo que para él era una pseudoburla “cuando alguien me dice algo, lo miro, y por
sus gestos me doy cuenta si se burla o no, y no me equivoco. Entonces, lo
agredo.”
En el otro extremo, la posibilidad
de producir una metáfora delirante sería índice de que el elemento de la Repetición no esta
desanudado. Punto en que se posibilita, por un lado, conferir una significación
a la falta en el A (o al ser viviente del sujeto) y por otro una introducción
al lazo social.
La otra forma de tratamiento de la
angustia a la que quería referirme era, a la que C. Soler llama “evitamiento”, que son “todas las maneras que un sujeto puede
encontrar para evitar la coyuntura angustiante”. Podríamos agregar, ¿por
qué no? “evitamiento del encuentro”.
Tal vez sea esta la defensa más usual con la que nos podemos encontrar. Es la
que encontramos en forma extrema en muchos pacientes de larga internación para
quienes lo asilar juega un papel importante, o sujetos que viven con sus
familias encerrados en sus casa, y muchas variantes mas.
Generalmente se trata de sujetos
muy ritualizados, ritualización que les
permite evitar encuentros angustiantes. Esta ritualización funciona casi como
un precario punto de almohadillado que permite armar un espacio y una
temporalidad finitos, una topografía cotidiana que permite armar una necesaria
costumbre que a veces posibilita dar consistencia a las cosas, evitando ser
interrogado por la contingencia de un encuentro (que provocaría la aparición de
un significante mortífero).
Ritualización que se sostiene en la Repetición que el goce precisa y de la cual el sujeto se
sirve para lograr una estabilización muchas veces precaria, pero efectiva, al
ser un modo de introducirse en una alienación simbólica que se le hace
necesaria para evitar la contingencia, y que le permite hacer un montaje
pulsional sobre un objeto imaginario. En muchas oportunidades, es justamente la
falla de este automatón la que el sujeto nos viene a avisar con angustia ya que
sabe que puede ser el preludio de una desestabilización.
Por otro lado, a pesar de que hay
que diferenciar en el diagnostico el evitamiento del negativismo y de
posiciones melancólicas, sin embargo, a veces, varias, ocurre que se caracteriza
a estos pacientes como abúlicos. Puede ser que lo sean. Pero hay que tener en
cuenta, que este tratamiento por la evitacion es parte de lo que se llama el
trabajo de la psicosis. Es decir, que es un trabajo. Digo esto porque a veces
nos movemos en una delgada cornisa con respecto a la ética y la dirección de la
cura. Porque por un lado, muchas veces se intenta lograr que el paciente se
“adapte” a ciertas convenciones sociales y se corre el riesgo de desencadenar
al sujeto por pretender que realice supuestos “logros” y entonces se lo saca
del recorrido que se armó (ni que hablar si además se entromete una fantasía de
felicidad burguesa del analista). Otras veces sucede lo opuesto y se realizan
indicaciones que restringen al sujeto por creer que si toma ciertas decisiones
se va a desestabilizar (esta vez suelen ser fantasías maternales las que
sobrevuelan los consultorios). Por eso, ironías aparte, tal vez haya que
evaluar las posibilidades de encuentro de ese sujeto e incluso tomar esto como
elemento diagnostico y de dirección de la cura.
Para terminar, y en relación a
esto, una última cuestión a la que quería referirme. Sabemos que es muy
frecuente encontrar en el sujeto psicòtico la aparición de un delirio, pero que
este exista no implica que se haya constituido una metáfora delirante que
posibilite una estabilización tal como la planteaba Lacan. Una pregunta que
quiero dejar planteada es entonces ¿por qué un sujeto no termina de constituir
un delirio? Puede suceder que la constitución de una metáfora delirante se
interrumpa porque ciertas prácticas de reorganización de los fenómenos son más
efectivas? Dicho de otra manera… ¿Es que se abandona un tratamiento de la
angustia por otro? ¿Es que uno es màs efectivo que otro? Tal vez si. Tal vez
evitar, ritualizar, permita producir por medio del automatòn una reorganización
mas efectiva del goce deslocalizado. Y si bien la medicación, como ya fue
planteado, suele producir efectos importantes, leemos en antiguos historiales
que, muchos años atrás, el aislamiento era utilizado porque era una forma de
disminuir la producción delirante. Producción delirante que se pone en juego
cada vez que se produce un encuentro con lo Real.
Creo entonces que así como en la
neurosis diferenciamos distintas modalidades del deseo como defensa en relación
al fantasma, tal vez en las psicosis debemos hacer hincapié en distinguir los
diferentes tratamientos de lo Real y cómo en la estructura y la historia del
sujeto aparecen los elementos que lo permiten.
Con esto finalizo este modesto
acercamiento a la problemática de la Repetición en la psicosis, sin olvidar que, en
definitiva, si no hay relación sexual, no veo porqué una llave debería entrar
perfectamente en una cerradura.
Lionel F. Klimkiewicz
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BIBLIOGRAFIA
-*La forclusión del nombre del
padre* J.C. Maleval- Ed. Piados-2002
-*El inconciente a cielo abierto en
la psicosis* C. Soler-JVE ediciones-2004
-*El goce* N. Braunstein- Ed. Siglo
XXI-2006
-*Seminario 3* J. Lacan- Ed.
Paidós-1986
-*Esquema del psicoanálisis* S.
Freud- Obras Completas-Ed . Biblioteca Nueva