sábado, 17 de noviembre de 2012

SCHNITZLER, EL DOBLE DE FREUD




                            

Sigmund Freud era un gran lector, especialmente de los clásicos de la literatura, a los que solía citar a menudo en sus escritos. Sin embargo sabía también reconocer y valorar a los artistas de su época, fundamentalmente a sus contemporáneos que vivían en la Viena de principios de siglo XX. Tal es el caso de Arthur Schnitzler, que había nacido allí en 1862, y era ya un famoso escritor antes que estallara la primera Guerra Mundial. A Freud le gustaba citarlo, y lo admiraba tanto que llegó a considerarlo su doble, ya que podía poner en su arte todo lo que el padre del psicoanálisis iba descubriendo con su práctica. Así lo dice el propio Freud en dos cartas dirigidas al literato: en 1906 le escribe “durante muchos años me he venido dando cuenta de la gran concordancia entre sus ideas y las mías en muchos problemas sobre la psicología y el erotismo (…) Muchas veces me preguntaba extrañado de dónde usted tomaría ese o aquel conocimiento, que gané por medio de investigación laboriosa del objeto, y al fin llegué al punto de envidiar al poeta, al que antes admiraba”. Más tarde, en otra misiva de 1922 agregaba: “La respuesta a esta pregunta implica una confesión, que me parece demasiado íntima. Me refiero a que lo evitaba por una especie de timidez de encontrarme con el doble […] una y otra vez, cuando me embebo en sus creaciones bellas, creía encontrar detrás de su apariencia poética las presuposiciones verdaderas, intereses y resultados, que conozco como propios. Su determinismo y escepticismo – que la gente llama pesimismo - su emoción de las verdades del inconsciente de la naturaleza compulsiva del humano, su descomposición de las seguridades culturales-convencionales, la adhesión de sus pensamientos a la polaridad de vivir y morir, todo eso me tocó con una familiaridad siniestra. […] Así tuve la impresión de que usted, por medio de la intuición – en realidad, como consecuencia de una auto-percepción precisa –, conoce todo lo que yo descubrí con trabajo arduo con otros humanos.”

Si usted, lector, quiere entender por qué Freud podía llegar a escribirle estas palabras a alguien a quien hasta entonces no conocía personalmente, no tiene más que leer algunas de las obras de Schnitzler. Por mi parte le recomiendo una: “Huida a las tinieblas”, un libro excelente, donde relata mediante una trama cuidadosa el desarrollo de un delirio de persecución, con todos sus pormenores, sus sufrimientos y su desenlace, donde el protagonista se ve impulsado hacia “el turbio terreno de las posibilidades vacilantes, donde lo altamente probable y  lo apenas concebible convivían en impura connivencia”. Al leer el libro de Schnitzler uno se deja llevar por la idea que él mismo introduce en sus primeras páginas, cuando dice que “hay muchos que, sencillamente, sólo carecen de tiempo para volverse locos”.


                                                           Por Lionel F. Klimkiewicz

viernes, 2 de noviembre de 2012

ADDH en las AULAS


Titulo:  El ADDH en las aulas

Contenido especifico: Déficit de Atención con hiperactividad
 Año: 2000

Introducción

El llamado Déficit de Atención (ADD) es un supuesto trastorno psiquiátrico que afectaría a la conducta. En algunos casos (muchos) a este tema de la atención se le suma el de la hiperactividad (ADDH).
Suele ser cada vez mas frecuente en las aulas que se presenten niños con estas características, lo que hace que  los docentes y la comunidad educativa en general se vuelquen  a intentar ahondar mas profundamente en el tema para poder conducirse de manera más rápida y eficaz al detectar estos casos.
La creciente importancia de este “trastorno” se ve reflejada incluso en el lugar que se le ha dado últimamente tanto en las disciplinas dedicadas al tema (Teorías del Aprendizaje, psicopedagogía, psicología, psiquiatría, psicoanálisis, etc.) como en los periódicos y revistas de divulgación de reconocida trascendencia.
Por otro lado, es preocupante la creciente cantidad de niños con ADDH que son medicados con el objeto de acallar (o aplacar) ciertos síntomas que, ya estandarizados o tipificados, parecerían formar parte de esta nueva “patología”.

Palabras Enlace:  ADDH – SÍNTOMAS – ATENCIÓN – ESTIMULOS - ACCIONES



ADDH


El ADDH  se define según el DSM IV por seis o más de los siguientes síntomas  de desatención que han persistido por lo menos durante seis meses con una intensidad  que es “desapropiada” e “incoherente” con el nivel de desarrollo:

a)     El niño fracasa en las tareas escolares por no prestar atención a los detalles (por ej: cuando el niño esta desatento al escuchar la consigna de trabajo, lo que le impide realizar correctamente la tarea).
b)     Cuando el niño parece no escuchar cuando otra persona esta hablando o, incluso, cuando le hablan directamente a él.
c)     No poder permanecer durante un tiempo atento en la misma tarea, o se disgusta cuando se debe dedicar a ella con un esfuerza mental sostenido.
d)     Extraviar las cosas (útiles escolares, materiales de trabajo, libros, etc.).
e)     Cuando el niño se distrae por estímulos irrelevantes a la tarea.
f)      El niño tiene las manos y los pies en constante movimiento (manipulando objetos o no).
g)     No puede permanecer sentado y abandona su asiento en la clase (aunque sea para pedir cosas, charlar con otros compañeros, etc.) interrumpiendo su trabajo.
h)     Hablar en forma excesiva y constante.
i)      Contestar antes de que el docente o un compañero termine de preguntarle.
j)      No esperar su turno para contestar u opinar.
k)     Correr, trepar, saltar, etc. En situaciones inapropiadas o momentos no indicados.
l)      Vincularse mal con otros chicos (molestarlos constantemente en su trabajo, interrumpirlos etc.).
m)   Presentar problemas de adaptación.


Algunos enfoques sobre el tema


El llamado DDA aparecería, según la psiquiatría, por una incorrecta segregación de Dopamina en la parte Pre-frontal del cerebro.
La Dopamina pertenece al conjunto de las Catecolaminas, es decir que es un neurotransmisor (proteína que realiza la transducción en la sinapsis).
En el adulto la disminución de la Dopamina puede traer Parkinson, Depresión y alucinaciones. Por el contrario, la estimulación, puede traer agitación y también facilitar el aprendizaje.
La Ritalina, medicamento que se suele prescribir en los casos de ADDH, pertenece al grupo de los psicoanalepticos, estimulantes de la vigilancia (de cuya familia también son las anfetaminas), y se encarga de liberar neurotransmisores masivamente.
Pero esta medicación presenta una paradoja: mientras que en el adulto produce excitación, en los niños produce efecto sedativo, tranquilizante.
Es decir que por medio de la medicación se intenta lograr una adaptación del niño a ciertas demandas del sistema educativo.
Pero lo que aparece en definitiva, es el intento de solucionar este trastorno por medio de la medicación, lo que paradójicamente nos haría desviar la atención sobre las verdaderas causas de este problema.
  

Una nueva mirada posible

Sin duda, el listado de síntomas que caracterizan al ADDH, en realidad le resulta conocido a cualquier docente que haya estado mas de 10 minutos en un aula con un grupo de alumnos.
Entonces, o el 90% de los chicos tienen el trastorno de atención o se esta enfocando mal la mirada sobre el tema.
Habría también que preguntarse por qué siempre se relaciona el déficit atencional con la hiperactividad.
Cualquier docente puede notar, desde lo fenomenológico, que existen dos tipos de problemas distintos en relación a la atención: una es la que esta dentro de esta descripción de síntomas y la otra es la de los chicos con problemas de atención pero que no son hiperactivos, sino todo lo contrario, están callados, distraídos, pensando en otra cosa, etc.
Pero tanto en un caso como en otro, tienen problemas de atención. Por qué entonces nos ocupamos de los hiperactivos?
Pero vayamos despacio...
Partamos de la base de que el supuesto déficit de atención no es un déficit ni una falta: es un exceso de atención. Es no poder dejar de atender a los estímulos del mundo exterior. Como diría Freud “no funcionan las pantallas que filtran el estimulo exógeno”(1)
Paradójicamente entonces, el tema atencional parece que nos hace desviar la atención sobre las verdaderas causas de estos síntomas. No olvidemos que (para el psicoanálisis) el síntoma es una irrupción de la verdad en la vida de un sujeto, que tienen un sentido y que son un bálsamo frente a la angustia. Y los que trabajamos en un ámbito educativo debemos estar atentos a esto.
Si prestamos atención a la obra de Freud notaremos que este es un tema que, aunque algunos se sorprendan, él trabajó a lo largo de su obra. En “Proyecto de una psicología para neurólogos” dice: “El efecto de la atención psíquica es el de catectizar las mismas neuronas que son las portadoras de la catexia perceptiva. Este estado de atención tiene un prototipo en la experiencia de satisfacción que es tan importante para todo el curso del desarrollo, y en las repeticiones de dicha experiencia: los estados de anhelos desarrolladas hasta convertirse en estados de deseo y estado de expectación. La atención consistirá entonces en establecer la situación psíquica del estado de expectación también en aquellas percepciones que no coinciden ni siquiera en parte, con las catexias desiderativas”.(2)
En “los dos principios del funcionamiento psíquico”, texto de 1910, dice: “La mayor importancia adquirida por la realidad externa elevó también la de los órganos sensoriales vueltos hacia el mundo exterior y el de la conciencia, que hubo de comenzar a aprehender las cualidades sensoriales, y no tan solo las de placer-displacer, únicas interesantes hasta entonces. Se constituyo una función especial, la atención, cuyo cometido consistía en tantear periódicamente el mundo exterior, para que los datos del mismo fueran previamente conocidos en el momento de surgir una necesidad interna inaplazable.”(3)
A su vez J.Lacan, en el Seminario VII dice al respecto:”El mundo de la percepción nos es dado por Freud como dependiente de esa alucinación fundamental sin la cual no habría ninguna atención posible...La función del principio del placer reside en hacer que el hombre busque siempre lo que debe volver a encontrar, pero que no podría alcanzar, allí yace lo esencial”(4)
Tenemos entonces como base de la constitución del aparato psíquico la experiencia mítica de satisfacción y el objeto perdido, Das Ding. Y si Freud nos señala que la realidad es realidad psíquica, una de las consecuencias de esto es que el mundo de los objetos a conocer esta en relación a ese objeto primordial.
¿Cómo funcionaria entonces el mecanismo de Atención? En pocas palabras, sería lo que nos posibilita aprehender objetos que no coinciden con esas catexias desiderativas.
Trabajo complicado: prestar atención a objetos que no están en los caminos del deseo.

Esto nos hace pensar que cuanto mas lejos de las coordenadas del deseo estén tanto el docente como los contenidos que enseña, mas lejos estará entonces de captar la atención de los alumnos.



ACCIONES POSIBLES

En la escuela, el docente (encarnando el sistema) tiene en mente cierta concepción de lo que es deseable para un niño, lo que es bueno y lo que es malo, lo que lo pone en portador de un discurso moral que en no pocas oportunidades lo hace perder el rumbo. La cuestión para ese docente consiste en como hacer para que el niño efectue las acciones correspondientes que lo conducen a esos fines, es decir, cómo hacer para llamar a la atención de ese alumno.
Es evidente también que en los últimos años los libros de pedagogía proponen diversas actividades para captar la atención del alumno.
Es notable también la mayor preponderancia que se les da a las imágenes, fotos, dibujos, en comparación al lugar que tienen las palabras en los textos escolares. Por supuesto que esto no es casual cuando en lo social nos encontramos con este fenómeno constantemente.
En estos tiempos la imagen propone una temporalidad sin pausa, a veces hasta vertiginosa. Los niños aparecen por momentos expuestos a un exceso de estímulos que no pueden procesar simbólicamente.
El problema que se le aparece entonces al docente es lograr que el niño haga determinadas cosas, tareas, etc., que en realidad no tiene ganas de hacer o le aburren.
Nadie puede negar que los docentes nos servimos de muchos modos de presión para lograrlo (castigos, evaluaciones, discursos morrales etc.).
Es sin duda ante esto en donde aparecen las mayores demandas que el docente le dirige a sus alumnos: se demanda atención. Y esto esta en relación a la adaptación. Supuestamente los niños con problemas de atención sonios con problemas de adaptación. Pero, como diría J.Lacan. ¿Qué es adaptarse sino adaptarse a la demanda del Otro?
Sería mas interesante y eficaz entonces que el docente, en lugar de transitar el circuito interminable de la demanda, introduzca en su trabajo cotidiano otra temporalidad, que es la de la palabra; es decir, hacer un corte en lo excesivo, en lo veloz, en esa gran cantidad de estímulos, en esa compulsiva búsqueda de nuevos objetos ( en síntesis, un corte ante estas formas de goce que se proponen desde lo social), que permita instalar un respeto a los tiempos de comprender de cada niño.¿Cómo lograrlo? Intentando, cada docente con su propio estilo, darle mas lugar a la palabra dentro del aula, tanto cuando se dan consignas de trabajo como cuando se habla con los alumnos por cualquier motivo inherente a la tarea escolar diaria. Sin duda esto no se logra de un DIA para el otro,  pero no olvidemos que buscar soluciones ultra-rápidas nos pondría en el mismo lugar que el de los niños de los que hablamos.

MATERIALES COMPLEMENTARIOS

Catexia

La catexia hace que cierta energía psíquica se halle unida a una representación o grupo de representaciones, una parte del cuerpo, un objeto, etc.(5)

Experiencia de satisfacción


Tipo de experiencia originaria postulada por Freud, consistente en el apaciguamiento, en el lactante, gracias a una intervención exterior, de una tensión interna creada por la necesidad. La imagen del objeto que satisface adquiere entonces un valor electivo en la constitución del deseo del sujeto. Podria ser recatectizada en ausencia del objeto real (satisfacción alucinatoria del deseo). Guiara constantemente la búsqueda ulterior del objeto que satisface.
La experiencia de satisfacción va ligada al desamparo: el niño necesita la ayuda de una persona exterior para suprimir las tensiones endógenas.
La satisfacción queda unida a la imagen del objeto que procuro la satisfacción. Cuando aparece de nuevo la tensión, la imagen del objeto es recatectizada; esto produce una alucinación similar a la percepción.
El deseo tiene su origen en una búsqueda de satisfacción real, pero se forma según el modelo de esa alucinación primitiva.(6)

DAS DING
La Cosa. El Ding es el objeto que es aislado en el origen por el sujeto, en la experiencia de satisfacción y desamparo.
Según Lacan, “el Ding como primer objeto extranjero, es aquello en torno a lo cual se organiza todo el andar del sujeto en relación al mundo de sus deseos(...) ese objeto, das Ding, en tanto Otro absoluto del sujeto, es lo que se trata de volver a encontrar. Pero se vuelven a encontrar las coordenadas de placer, no el objeto”(7)

PLACER-DISPLACER
Principios que, según Freud, rigen el funcionamiento psíquico: el conjunto de la actividad psíquica tiene por finalidad evitar el displacer y procurar el placer. El placer va ligado al aumento de las cantidades de excitación, y el placer a la disminución de las mismas.(8)

Citas Bibliografiítas
(1)  Freud, Sigmund, “Proyecto de una psicología para neurólogos”, traducción de Lopez-Ballesteros, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 1981, Pág. 220
(2)  Freud, Sigmund,” Proyecto de una psicología para neurólogos”, traducción de Lopez-Ballesteros, Madrid, Ed. Biblioteca nueva, 1981, Pág. 257.
(3)  Freud, Sigmund “Los dos principios del funcionamiento mental”, traducción de Lopez-Ballesteros, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 1981, Pág. 1639.
(4)  (7) Lacan, Jaques, Seminario VII: La ética del psicoanálisis, traducción de D.Rabinovich, Bs.As., Ed. Paidos, 1995, Pág. 68 y ss.
(5)  (6) (8) Laplanche,J., Diccionario de psicoanálisis, traducción de Cervantes Gimeno, Barcelona, Ed. Labor, 1981.