Esta novela de Dino Buzzati tiene
una historia aparentemente simple y no muy original: trata sobre un hombre de
cincuenta años, artista, de buen pasar económico, que frecuenta burdeles de
alto nivel. Su hábito de pagar partía de un argumento contundente “por veinte mil liras, por menos incluso,
tenía al instante, sin dificultad ni peligro algunos, chicas estupendas que en
la vida habitual, fuera del juego, habrían costado cantidad de tiempo, fatigas,
dinero y que, además, a la hora de la verdad, podían dejarle a uno plantado.¡Mientras
que allí! Un telefonazo, un breve recorrido en coche, seis pisos de ascensor y
listo: la ninfita estaba ya quitándose el sostén y sonriendo.”
Un buen día, Antonio -así se llama
el personaje- se da cuenta que está enamorado de una de estas ninfitas que
frecuentaba. Comienza a buscarla, se obsesiona, se somete a situaciones “que lo
rebajan como hombre” por ella. “Él la
quería por sí misma, por lo que representaba de hembra, de capricho, de
juventud, autenticidad popular, picardía, desvergüenza, descaro, libertad,
misterio. Era el símbolo de un mundo plebeyo, nocturno, alegre, vicioso, perversamente
intrépido y seguro de sí que fermentaba con la vida insaciable en torno al
tedio y a la respetabilidad de los burgueses”.
¿Por qué un hombre ya adulto, con
una vida tranquila, acomodada, segura, sin sobresaltos, reconocido en su
trabajo, al que muchas mujeres se acercarían, se termina enamorando hasta el
absurdo justo de aquella jovencita que
lo lleva a la ruina?¿Qué lugar viene a ocupar el amor en esta historia?
Dino Buzzati, que es un gran
escritor, lleva esta pregunta hasta sus últimas consecuencias, y la responde en
las páginas finales de esta novela que llamó “Un amor”, un título simple, para
una historia simple, pero tremendamente profunda. Por supuesto que “Un” amor no
es “El” amor, pero este que aquí irrumpe en la vida del personaje puede
hacernos pensar en todos los amores.
Y Dino Buzzati logra, como siempre,
introducirnos en una ficción que nos interroga sobre nuestra existencia.
Lionel Klimkiewicz
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