Para Jorge Luis Borges, una de las
astucias para escribir un relato, según él mismo dice, es saber intercalar en
él rasgos circunstanciales. Ahora bien, se requiere sin duda cierta maestría
para poder hacerlo sin que estos terminen siendo meros rellenos descriptivos que no aportan nada a una trama.
A su vez, también se requiere ser un gran lector para poder descubrir el lugar
preponderante de uno de ellos en una narración.
Vayamos a un ejemplo entonces que
nos permite comprender este punto de encuentro entre un escritor y un lector.
El 19 de diciembre de 1971 aparece
en el diario La Prensa el relato de Borges titulado “La noche de los dones”,
que luego en 1975 será incluido en el Libro
de Arena.
En él se narran los pormenores de
una noche en donde al protagonista le son revelados , al mismo tiempo, el amor
y la muerte.
El mismo día de diciembre, Adolfo
Bioy Casares lee la publicación y en su
diario personal realiza un sutil comentario, en el que destaca dos elementos
del cuento que son de su agrado. Uno de ellos es lo que él llama “la muerte del perro”, refiriéndose a una
escena donde podemos decir que comienza el desenlace de la trama a la que nos
referimos.
No es la intención aquí realizar un análisis
literario al respecto, sino la de proponer la lectura de este cuento de Borges
a partir del señalamiento de Bioy. Sin duda sería muy simple decir que entre
las múltiples lecturas posibles (literarias, históricas, psicoanalíticas, etc.)
la de Bioy es la de un escritor. Pero creo que eso sería reducir cualquier
comentario a un modo de hermenéutica y cerraría la posibilidad a una apertura
diferente del texto.
La propuesta entonces es la de
invitar al lector de estas líneas a leer el texto de Borges a la luz del
comentario de su amigo y ubicar el lugar de ese “perro” en la trama, de ese
detalle que podría sin dudas no estar, pero que tiene un papel determinante en
ella, y poder, por supuesto, dejar abierta las preguntas: qué es leer? cómo
leemos?
Un último comentario para aquel que
en un rato de ocio tenga ganas de aceptar esta propuesta de lectura: según
Bioy, es por los rasgos circunstanciales y las digresiones por donde entra
la vida en un relato, y que “con digresiones, con trivialidades
ocasionales y caprichos, solamente un maestro forjará la obra de arte”
Lionel
F. Klimkiewicz
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