En un breve texto de
1926, Borges escribió que existen dos clases de traducciones, una que practica
la literalidad y otra que utiliza la perífrasis. La primera, según dice,
corresponde a las mentalidades románticas, y la segunda a las clásicas. A estas
últimas, les interesa más la obra de arte que el artista, por lo que desdeñan
los localismos, las rarezas y las contingencias; las otras al interesarse más por el hombre y
reverenciar lo subjetivo se inclinan por la búsqueda de la literalidad. Como
siempre, nos brinda un ejemplo lleno de ironía para dar a entender su idea: nos
propone pensar que una traducción se puede realizar dentro del mismo idioma.
Imagina entonces dos versiones del conocido verso del Martín Fierro: “Aquí me
pongo a cantar- al compás de la vigüela”. Traducida con literalidad la versión
sería: “En el mismo lugar donde me encuentro, estoy empezando a cantar con
guitarra”; y con perífrasis “Aquí, en la fraternidad de mi guitarra, empiezo a
cantar”. Una demostración extrema pero contundente…
Se da el caso que en
nuestro idioma, existen dos traducciones de la obra de Sigmund Freud. En Argentina,
donde el psicoanálisis ha echado profundas raíces, siempre hubo argumentos a
favor y en contra de la conveniencia de estudiar los textos freudianos con una
u otra de ellas. Pero un acontecimiento de último momento hace que las cosas
comiencen a ser de otra manera. La editorial Mármol Izquierdo ha publicado una
nueva versión de “El Yo y el Ello”, escrito fundamental de la obra de Freud,
con edición y comentarios de Juan Carlos Cosentino. Lo notable, es que esta
edición, además de ser bilingüe, contiene la traducción del texto publicado,
pero también la del borrador y la copia en limpio del escrito. Se agregan
también, entre otras cosas, notas introductorias a cada capítulo de cada
versión, comentarios, tablas comparativas de párrafos, glosarios de términos,
que enriquecen cada página del libro.
A este monumental
trabajo, se le agrega la traducción, hasta hoy inédita, de anotaciones que
Freud iba realizando a medida que escribía el borrador del texto y que están
tituladas como “preguntas laterales, temas, fórmulas, análisis” que son de un
valor inapreciable y nos invita a realizar “un ejercicio de lectura cuyo valor
apunte a rehacer el instante inicial de la experiencia analítica”.
¿Para qué este libro?
Podemos decir que con este texto, resultado de un trabajo que comenzó en el año
2004, se supera la sutil y patéticamente verdadera dicotomía planteada por Borges. La que nos presenta J.C.
Cosentino (junto con Susana Goldmann quien se ocupó de la transcripción en
alemán y la versión al castellano) no es una traducción ni clásica ni
romántica, sino que propone un recorrido por la construcción del texto para,
como dice el propio autor, presentar las formulaciones freudianas en estado
naciente, ya que “el borrador lleva la marca de pensamientos urgidos por lo
real del psicoanálisis”.
Es un texto para leer,
investigar, trabajar, que invita a una relectura del inconsciente a partir de
un momento en la obra de Freud que marca un antes y un después, al ser el
nacimiento de “una disimetría entre lo reprimido-icc y ese material Icc que
permanece no-reconocido”.
Por lo menos para “El
Yo y el Ello”, con esta edición a cargo de Juan Carlos Cosentino se terminó con
la pregunta “¿Strachey o Ballesteros?”.
Lionel F. Klimkiewicz
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